Celebrando el Día del Niño en Japón
Lirios decorando la entrada de las casas, cometas izadas en forma de carpa y gente comiendo pasteles de arroz. ¿Es 5 de mayo y te encuentras de viaje por Japón? Entonces no hay lugar a duda, ¡están celebrando el Día del Niño!
En la cultura japonesa el Día del Niño, o Kodomo No Hi (子供の日) como lo llaman ellos, es una de las fechas más relevantes del año. Forma parte de lo que se conoce como los cinco sekku (adquirido de la tradición china) que son los cinco rituales anuales que tradicionalmente se celebraban al final de cada estación en la corte imperial japonesa, durante el período Nara (710-794 dC). ¿Su objetivo? Expulsar a los malos espíritus con la esperanza de tener una buena cosecha y de procurar prosperidad a sus descendientes.
Con la restauración Meiji el calendario sufrió varios cambios dejando actualmente en la agenda estas fechas señaladas: el 7 de enero (festival de las Siete Hierbas), el 3 de marzo (festival de las Muñecas), el 5 de mayo (festival de los niños), el 7 de julio (festival de las Estrellas) y el 9 de septiembre (festival del Crisantemo).
El que hoy nos incumbe, el festival dedicado a los pequeños de la familia (tango no sekku), no tiene otro sentido que el de pedir que los niños y niñas crezcan sanos. Además, pon fin a la Golden Week, la “semana dorada” de fiestas nacionales en Japón (del 29 de abril al 5 de mayo). El periodo vacacional más largo en el país, ¿os lo podéis creer?
Como en cualquier otra celebración, seas del lugar que seas, la decoración y la gastronomía tienen un papel fundamental. Como ya os habíamos adelantado en Wanmei Market, los lirios, las cometas y los dulces de arroz, forman parte de esta tradición nipona. ¡Veámoslas una a una!
La fiesta de los lirios
Si visitas una casa japonesa durante estas fechas lo más seguro es que te la encuentres repleta de hermosos lirios decorando la entrada. Durante esta época del año estas tradicionales flores niponas alcanzan su máxima floración, y la población local aprovecha para hacer uso de su belleza colocándolas en sus puertas.
Pero no solo tiene un motivo estético. Según la creencia popular, colgando manojos de estas plantas, a las que también se les atribuyen propiedades medicinales, era posible ahuyentar la presencia de los malos espíritus. Creas o no en supersticiones, ¡a nadie le hace mal decorar su puerta con flores!
Otra de las tradiciones más arraigadas con respecto a estas flores es beber licor de lirio, realizado con hojas finamente picadas y mezcladas con sake (echad un ojo a toda la selección de sakes de nuestro supermercado asiático online). Esta bebida ya era muy apreciada entre los antiguos samuráis gracias a su característico sabor, y a día de hoy sigue siendo costumbre en algunas zonas del país. Y para terminar qué mejor que darse un ‘shōbu-yu’, un baño caliente con hojas de lirio, muy recomendable para prevenir enfermedades.
Cometas en forma de carpas
Otro de los símbolos más característicos de esta celebración nacional, muy vistoso y fácilmente reconocible por los visitantes internacionales por estar intrínsecamente unido a Japón, son las carpas. En concreto, banderas, estandartes y cometas con la forma de estos peces, que se izan en el exterior de las casas de las familias con niños.
Para conocer mejor esta tradición tenemos que viajar al pasado. Su origen se remonta al periodo Edo (1603-1868), en el que únicamente se colgaba una carpa de color negro (magoi) que representaba al padre de la familia. La carpa roja se incorporó más adelante, en el periodo Meiji (1868-1912). Esta última, que es mucho más pequeña (higoi), ha representado durante mucho tiempo al hijo primogénito, aunque ahora se identifica con la madre, ya que los pequeños son representados con otras cometas de color azul y verde más pequeñas desde el periodo Showa (1926-1989). Así que cuanto más niños, más carpas de colores decorarán el jardín.
Cuando el viento sopla, estas carpas parecen nadar vigorosamente en el aire a contracorriente, simbolizando el éxito de los pequeños en sus vidas, como el triunfo de las carpas remontando la corriente río arriba. Según la tradición, las carpas que logran remontar un río hasta su origen se convierten en dragones, por lo que simbolizan la perseverancia y el esfuerzo.
Chimakis y kashiwa-mochis
¿Y en la mesa qué? Todos sabemos de lo que son capaces los nipones cuando se ponen detrás de unos fogones. En esta festividad existen preparaciones específicas que suelen llenar las mesas en las comidas familiares. A destacar, los chimaki, deliciosos pasteles de arroz envueltos en hojas de bambú, y los kashiwa-mochi, unos pastelitos de arroz rellenos de pasta de judías rojas y envueltos en hojas de roble, una delicia dulce y pegajosa que resulta perfecta para los niños y que también vuelve locos a los adultos.
La elección de estos platos no es casual, y como casi todo en la cultura japonesa, tiene una importante carga simbólica. Tanto el bambú como el roble simbolizan valores como la fortaleza, y auguran una vida plagada de éxitos. ¡Justo lo que queremos que tengan los más pequeños!
Terminamos nuestra entrada como no podía ser de otra manera, ¡con una receta deliciosa y súper dulce! Mochis de Kashiwa. Elaborados con judías rojas dulces y harina de arroz mochi. Ideal para disfrutar como merienda o golosina.
Ingredientes
200 g de judías rojas dulces azuki
200 g de harina de arroz no glutinoso joshinko
280 ml de agua
8 hojas de roble
Preparación
- Calienta a fuego lento el azuki en un cazo para espesar la pasta de judías.
- Mezcla bien la harina de arroz y el agua en un bol antes de tapar el bol y calienta en el microondas a temperatura máxima durante 4 minutos.
- Saca el bol del microondas y mezcla de nuevo el contenido. Introdúcelo de nuevo en el microondas durante otros 3 minutos.
- Retira el bol del microondas. Amasa el contenido hasta que esté suave y lo más lisa posible y luego divídela en 8 piezas aplanadas de igual tamaño. La masa debe parecerse un poco a la masa de pan.
- Retira la pasta de azuki de la placa y déjela enfriar antes de dividirla en 8 trozos pequeños. Coloca la pasta de judías dulces sobre la masa y, a continuación, dobla la masa y séllala por el borde para que la pasta interior quede totalmente sellada.
- Por último, envuelve cada trozo de mochi con una hoja de roble una vez que la masa se haya enfriado y sirve. Recuerda que la hoja de roble es sólo para decorar y no se debe comer.